Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En Quizás en otro lugar (1966), primera novela de Amos Oz, el autor pone la lupa en los acontecimientos cotidianos que tienen lugar en un kibutz, en la vida de cada día con sus pequeños dramas y las ingenuas alegrías que impulsan a la comunidad para trabajar juntos por una misma causa. Este contexto, claramente autobiográfico, será recurrente en su futura obra, y siempre tratado con amorosa ironía y realismo por Amos Oz. Rubén Harish, profesor y poeta local en el (ficticio) kibutz Metzudat Ram, a tres kilómetros de la hostil frontera jordana, fue abandonado hace tiempo por su mujer Eva, que se marchó para casarse con un turista, su acaudalado primo Izak Hamburger, y ahora vive con él en Múnich. El profesor destina todo su afecto a sus hijos adolescentes Noga y Gai. Noga es una muchacha sensual e impulsiva que consigue seducir al rústico Ezra Berger, un hombre mucho mayor que ella y casado con una mujer con la que su padre mantuvo en el pasado una breve relación. En un microcosmos tan cerrado y con tan estrechos lazos como Metzudat Ram, el escándalo está servido.