Un terremoto amenaza con partir en pedazos a Jacob Bloch. No pasa por su mejor momento, ni como padre ni como marido, y tampoco como judío, aunque a sus cuarenta y tres años esto no le quita el sueño. Su matrimonio se tambalea y sus tres hijos ya no lo necesitan tienen las nuevas tecnologías. Esta fractura personal se extiende a escala global cuando otro terremoto arrasa Oriente Próximo y Jacob debe decidir cuál es su lugar en el mundo