Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Si en Años de vértigo Philipp Blom pintó un fresco detallado y lúcido de la próspera y floreciente década y media que precedió a la Primera Guerra Mundial, aquí, en La fractura, nos ofrece un vastísimo panorama de las dos décadas anteriores al segundo conflicto bélico internacional del siglo pasado. El autor aborda desde ángulos inesperados los problemas que marcaron el periodo de entreguerras, llamando la atención sobre una pluralidad de acontecimientos e individuos, algunos de ellos no siempre conocidos por el gran público, y analizando un amplio espectro de temas, que van de la danza y la música a la política, la economía y la técnica, sin olvidar la literatura y la arquitectura, entre otras disciplinas artísticas. Y el alcance geográfico es igualmente extenso desde los hospitales ingleses a los que fueron a parar miles de soldados afectados por la entonces desconocida «neurosis de guerra hasta la Italia prefascista y su Estado Libre de Fiume, gobernado por el extravagante poeta Gabriele d Annunzio, pasando por la Norteamérica de la ley seca, la Ucrania asolada por las hambrunas artificiales, la remota Ciudad Magnética de la URSS, el Berlín de los Juegos Olímpicos de 1936 y la España de la Guerra Civil. Este nuevo ensayo de Philipp Blom podría considerarse una narración histórica o una historia narrada en la que, más que las abstracciones de la especulación historiográfica, son personas reales, anónimas unas, célebres otras, las que se convierten en protagonistas de los acontecimientos que llevaron al estallido de la guerra