Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Sólo una vez vi a Don Ramón y nunca he estado en la Tierra que lo vio nacer. Pero hace que su hija Julia me lo presentó, lo trajo en fragmentos contados y entrelazados en grandes conversaciones que se hicieron memorables. Hemos ido desde su infancia hasta Chicago, ida y vuelta, para encontrarlo disfrutando de su edad, de sus hijas, su familia y sus amigos hasta el último día de su vida