Antonio Negrín, trece años, se da un tiro en el salón de clases. Nadie puede explicar su inmolación. Alejandra Llure, madre del muchacho y directora del museo regional de Orizaba, acude al agente Max Retana en un intento de esclarecer el caso. La clave podría estar en una jovencita que entra en éxtasis para transformarse en la mismísima Frida Kahlo. Entonces la novela viaja a los años trágicos que sobrellevó la prodigiosa pintora mexicana, a los ladrones de arte que violan sacristías y mansiones donde se atesoran cuadros de perturbadora obscenidad, y al régimen que siembra el país de asesinatos necesarios. Al avanzar en su investigación, el detective enfrentará escenarios inauditos: amores ilícitos, la sombra de perversión que asoma en los confesionarios y el hallazgo de una pintura que será el santo grial de la plástica mexicana.