Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En un México distópico ¿lejano? ¿irreal? el movimiento de extrema derecha Manos Limpias llega a la Presidencia. El periodista Alejandro Faber se ve obligado a servir a la nueva dictadura por sus nexos con Los Republicanos, el grupo supremacista al que perteneció casi por casualidad durante su juventud, más por rebeldía ante el futuro estándar, domado y precocido que representaba su padre administrador, que por una creencia real en el dogma ultra. La cacería de opositores se desata. El baño de sangre es total. Y a Faber no le queda más que liberar al pequeño fascista que lleva dentro. Es eso, o morir. El buscador de cabezas es la mejor novela mexicana de lo que Patricio Pron llama terror político en el prólogo a esta nueva edición revisada y definitiva, que a diez años de su primera publicación, es más oportuna que nunca por los tiempos oscuros que corren, donde lo radical es tendencia y el facha es el nuevo progre.