El valor, como el miedo, es contagiosos. De uno y otro lado los defensores y los atacantes realizan hazañas sorprendentes. Si, en el caso del ejército francés, su notable disciplina les da ventaja, en el caso mexicano los oficiales y suboficiales que combaten en la primera línea dan una consistencia enorme a la defensa. González Ortega añade Los vi serenos en medio de los fuegos, a unos a pecho descubierto y a otros en los muros que se les habían encomendado, esperando el empuje del invasor.