El Japón que retrató en su más reciente obra es un país con altos índices de suicidio, depresivo, sobrepoblado y enajenado por las mangas y los vídeo juegos. De ahí que haya decidido añadirle al título de su libro la palabra neurótica. Mis amigos japoneses no están muy contentos conmigo; ya no me hablan, cuenta entre risas el autor nacido en Nueva York.