Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
No ha habido pintor cristiano que haya producido un número de cuadros religiosos igual al que Tiziano ha dejado. Y, sin embargo, en la memoria de los pueblos, en el juicio de los críticos, en opinión de la posteridad, Tiziano es el pintor de las Venus, de las Dánae, de las bellas reinas y reales cortesanas.