Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Entre los siglos XIV y XV, una serie de viajeros y navegantes, valerosos y visionarios, se atrevieron a cruzar los confines de las tierras conocidas hasta descubrir nuevos mundos América, Asia, India Las páginas de este libro te invitan a conocer a estos hombres, y también sus instrumentos, sus mapas y los barcos que les permitieron realizar los viajes. A su lado revivirás las aventuras de los descubridores y los mil peligros que entraña la conquista de un nuevo mundo. Incluye seis apartados, cada uno dedicado a un célebre descubridor con una tarjeta con sus datos personales, el itinerario de su viaje y un elemento añadido distinto Marco Polo un fragmento de El Libro de las Maravillas. Cristóbal Colón un desplegable de una de sus carabelas. Fernando de Magallanes: un extracto del diario de a bordo. Jacques Cartier un fragmento del relato que escribió tras su expedición a Canadá. Vasco de Gama un cuadernito con las especias que importó. James Cook un mapa desplegable como el que utilizó.