Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Yo soy Fontanarrosa, le dice a su viejo conocido, al terminar de jugar uno de los peores partidos de su vida. Sus compañeros de equipo son Chéjov, Tolstói, Kafka, Hemingway, Joyce y seis más, a todos los ha decepcionado. Es casi el final de un insólito día entre policías, escritores, futbolistas y la cabeza de Juárez. Este entrañable cuento de Villoro, a manera de crónica urbana, es un regalo de humor, pasión literaria y pasión futbolera.