Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Han transcurrido más de veinticinco años desde la publicación de La casa de los espíritus escrita por Isabel Allende (1942), una casi desconocida chilena exiliada en Caracas que, para sacarse del alma los fantasmas, tomó la pluma en enero de 1981 y no paró hasta enhebrar más de quinientas páginas, como un exorcismo.