Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
El escritor H.P Lovercaft publicó un relato de una expedición enviada por la universidad del Miskatonic, en 1929, a explorar la Antártida. Descubrieron fósiles de un valor incalculable, enviaron informes sobre una misteriosa cordillera cuya altitud competía con la de los picos más altos del Himalaya. Dos hombres cruzaron las montañas en busca de alguien desaparecido; cuando regresaron estaban severamente trastornados y uno sufría una grave locura. En una meseta diabólicamente primitiva de más de veinte mil pies de altura, y en un clima letal para la vida, una masa de rocas regulares se extendía hasta donde alcanzaba la vista, sólo en la desesperación de la autodefensa mental no llegábamos a atribuirla a una causa consciente y artificial. Los habitantes de este yermo, ocultos en la blancura, no están muertos: esperan ser despertados.