Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Una indagación dolorosa sobre los secretos de los seres queridos. Un retrato desgarrador de una familia, de un tiempo, de un país.
Maldita sea la hora en que se me ocurrió escribir esta novela. Con esta frase, Gonzalo Celorio abre Los apóstatas, una novela que en su propio proceso de escritura va descubriendo las historias secretas y atroces de los dos protagonistas: sus hermanos Eduardo y Miguel, personajes que se ven compelidos a abrigar una vocación religiosa en la que ambos fracasan, pero que, de diferentes modos, los marca de por vida. Tras su apostasía, se enfrentan a dos destinos contrapuestos: uno se orienta por los caminos de la teología de la liberación, trabaja en las comunidades indígenas de México y participa en el proceso político que acabó con la dictadura somocista de Nicaragua; otro se dedica al estudio de la arquitectura barroca mexicana y acaba poseído por una obsesión satánica que lo obnubila en sus últimos días. Novela dolorosa, crítica, denunciatoria, admirablemente escrita, Los apóstatas construye ante nuestros ojos un retrato desgarrador de una familia, de un tiempo y de un país.