Hay llamadas que nos hacen recodar, reír o incluso llorar, y hay otras que son inimaginables.
A veces, ella recibe la llamada de un amigo que murió hace tiempo, y la conversación,
a pesar de lo que podría pensarse, es bastante normal: se dicen de todo, incluso cuando
no se dicen nada y ella escucha muy bajito una canción que no conoce. Entonces llega el
momento inevitable de colgar, siempre llega.