Don Everardo tiene frente a sí el cadáver de Eva y se resiste a creer que Lecumberri sea nuevamente escenario de un crimen. Miguel, ex-agente y director de la policía en los setenta, se siente perseguido debido a la apertura de los archivos de la antigua Dirección Federal de Seguridad. Mientras tanto, entre Jacinto, Primitivo, Gustavo y Enrique surge el ánimo de desentrañar el misterio sobre el asesinato de Eva, que parece tener relación con el contenido de los archivos que están por hacerse públicos.