Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Entre todos los libros que he escrito y publicado sobre el tema de la lectura, que no son pocos, considero éste un libro de emergencia, no sólo porque lo escribí a lo largo de estos meses de confinamiento producto del COVID-19, sino, y sobre todo, porque la cultura escrita está en un momento de gran riesgo no únicamente por la crisis editorial que trajo consigo la pandemia, sino también por el resurgimiento de la epidemia ideológica y moralista, esa que ve en los libros no tanto sus virtudes literarias como sus posibilidades de uso para el adoctrinamiento político, sobre todo entre aquellos lectores que, cándidos o no, están dispuestos a creer ciegamente que los libros y, con ellos, los autores y los lectores deben estar al servicio del poder y sus delirios.