Aquel espigado muchacho de color apiñonado, ojos verdes y cabello rizado de apenas 18 años, era la atracción máxima de todos lo homosexuales: jóvenes y viejos. Era un cínico, si por que sabía que era poseedor de un magnetismo animal. Desaparecía por días o semanas. Volvía y, sin dar explicaciones, exigía en la forma más sexualmente convincente, que se le restituyera el cariño que, en su retiro, podría haber perdido.
Libros relacionados
Análisis De Programas De Desarrollo Social Del Gobierno De