John Womack, Jr. Doctor en historia por la Universidad de Harvard y profesor de historia latinoamericana en la propia universidad, explora en su estudio el papel de Emiliano Zapata y de los campesinos de Morelos en la lucho por hacer efectivos los ideales agrarios de la Revolución Mexicana durante su momento más crítico: los primeros diez años. En 1910, al estallar la revuelta, los campesinos de Morelos fueron casi los únicos del país que se sumaron deliberadamente al levantamiento, y al encontrarse frente a los hombres de empresas oportunistas y políticos ambiciosos que quisieran invalidar las promesas iniciales de Madero al pueblo campesino, continuaron la lucha por nueve años más, encabezados por Zapata y otros jefes rebeldes, en una campaña intensa de actividad guerrillera y de resistencia a la pacificación. Aun después del asesinato de Zapata su movimiento se sostuvo. Finalmente, obligó al gobierno a adoptar una nueva política de mejoramiento del campesino como insurgente tiene una importancia particular en el contexto de la actual inquietud mundial de los pueblos rurales.