Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El periodo presidencial de Gustavo Díaz Ordaz, decisivo para la historia del país, define también la imagen póstuma de Novo. Como cronista de la ciudad de México fue testigo no siempre imparcial del movimiento estudiantil de 1968. Al mismo tiempo, fue espectador y víctima del progresivo envejecimiento y desaparición de la brillante camada de mexicanos a la que pertenecía.Si las páginas de La vida en México... son según dictaminó José Emilio Pacheco, una "novela involuntaria", los capítulos que ahora entregamos al lector forman el episodio climático que precede al final.