Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
¿Sabías que durante la Segunda Guerra Mundial los aliados gastaron más dinero en cigarrillos para sus tropas que en balas? ¿O que la mayoría de los soldados que participaron en una batalla no llegaron a disparar ni una vez? ¿O que, durante un combate intenso, la mitad de los soldados orinaba en sus pantalones y la cuarta parte los ensuciaba? Tal vez tampoco sepas que en la guerra participaron barcos y aviones pintados de rosa, que hubo kamikazes alemanes, que un capitán perdió su submarino por no saber utilizar el retrete? Quizá no hayas oído hablar de aquellos alemanes que no se rindieron hasta cuatro meses después de la derrota germana, o de la fuga de un prisionero alemán que se prolongaría cuarenta años. En estas páginas, de la mano de Jesús Hernández, podrás descubrir éstas y otras muchas historias insólitas que demuestran que la Segunda Guerra Mundial, a pesar de todo lo que se ha escrito ya sobre ella, sigue siendo una fuente inagotable de sorpresas.