Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El 1 de enero de 1994, México y el mundo despertaron en un lugar distinto. El asalto del Ejército Zapatista de Liberación Nacional a cinco cabeceras municipales en Chiapas resquebrajó la narrativa nacional que veía con una mezcla entre desprecio y paternalismo a las poblaciones que, al mismo tiempo y con gran hipocresía, reclamaba como la cuna de la identidad nacional. El EZLN nos lo lanzó con asombrosa lucidez arengas contra el modelo económico que habría de devorarse el planeta entero, sino que también logró consolidar un movimiento que demuestra que un mundo en el que quepan muchos mundos es posible.