Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Los textos reunidos en Nadie se va a reír recuperan desde su discurso teatral, el vacío y la indolencia que sustentan las relaciones humanas y, al mismo tiempo, indagan en la infinita gama de posibilidades que yacen detrás de éstas. Las once obras teatrales están dispuestas en tres partes; como una primera estación despliega historias construidas a través del recurso dramático de los diálogos y el absurdo; en un segundo momento reúne voces femeninas en monólogos cortos; y para cerrar una obra-fábula lúdica con tintes kafkianos. A lo largo del libro, la autora logra diálogos vigorosos y plenos de ironía con cierto tinte corrosivo, al mismo tiempo que articula historias simples y esboza una galería de personajes complejos que transitan entre la desolación emocional y el cinismo lacerante.