Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
El poeta, ensayista y filólogo Ernesto de la Peña (ciudad de México, 1927), nos ofrece en este libro una relectura personal de la inagotable obra cervantina El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Con su acostumbrada pulcritud de estilo y concepto, De la Peña nos participa sus hallazgos de lector y las reflexiones que le despierta esa notable narración, vigente desde hace cuatro siglos.Así pues, estamos ante la invitación que hace un lector a otros lectores, en un diálogo sin condicionesni rigideces, ya que De la Peña está lejos de proponer una lectura normativa del Quijote, ni su escritura ha dependido de los abrumadores estudios académicos que día a día ha aparecido durante el presente año y que tenderán a dispersarse luego de cumplida la celebración.La sinrazón sospechosa se halla "en el arreglo final, intencionado y deformante, que el Caballero dio a sus vivencias y a sus anhelos", lo que procuró a De la Peña el título de este ensayo. Según sus palabras, "el título que decidí poner en estas divagaciones puede sonar a blasfemia, pues parece poner en tela de juicio la total sinceridad del Caballero, si se acepta que su cabal extravío, su sinrazón, es la razón única que lo guía por la vida y que, a fin de cuentas, lo inmortaliza".