Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El conjunto de relatos de La invasión y otros terrorismos reúne una muestra relevante de la literatura que ha hecho de Jack London uno de los mejores narradores norteamericanos del siglo XX. Es difícil no asombrase con el espléndido relato de política-ficción de La invasión... (publicada por primera vez en 1910) en el que London predice no sólo la explosión demográfica de China sino la guerra bioquímica, hechos que la historia se ha encargado de hacer realidad. O no estremecerse con la frialdad con que el ladrón de pieles Subienkow burla el brutal destino que Makamuk le tiene reservado en el relato ?Cara Caída?. Como imposible dejar a medias el relato ?Los hijos de Midas?, que relata el terrible y elegante chantaje con el que una implacable organización secreta lleva una peculiar y efectiva lucha de clases hasta las últimas consecuencias y así podríamos hablar de todos y cada uno de los seis relatos, y la interesante autobiografía de este interesante escritor, quien tuvo una vida llena de aventura, pues fue contrabandista, pescador clandestino, luego ¡se enroló en la policía marítima!, marino, carbonero, vagabundo, buscador de oro, y quien a los veinticuatro años publicara su primera novela, convirtiéndose en el escritor norteamericano más popular del siglo XX.