Ensayos de homenaje en el primer centenario del nacimiento del filósofo español, que abordan diversos aspectos de la obra de Ortega. Los cuatro trabajos dibujan con rigor algunos de los horizontes centrales del quehacer filosófico hispánico en el mundo actual.
La ciruela nos muestra personajes en un estado de permanente desintegración emocional. Sus escenas llevan un ritmo secreto, creciente, de zozobra y fascinación. Las sorpresas envuelven al espectador en la telaraña de la trama y lo llevan a un feliz, pero no por ello sencillo puerto. Lo único que permanece es el símbolo de una ciruela solitaria y siempre verde en un árbol del patio, donde los protagonistas jugaban cuando eran niños y aún desconocían el horror de crecer, envejecer y torturarse. La ciruela, obra que por su fino lenguaje y precisas caracterizaciones obtuviera el Premio Nacional de Obra de Teatro del INBA en 1996, aparece publicada diez años más tarde sin perder su vigente trascendencia.