Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Bomarzo el célebre porque con esculturas del siglo XVI, que se localiza en la Italia central, cerca de Viterbo, es el elemento unificador de este largo poema. Con maestría, controlando sin aparente esfuerzo las riendas del largo aliento, Elsa Cross pone a Bomarzo a gravitar en un ambiente en el que los sueños, el umbral, el vacío, el laberinto, los límites del lenguaje y del sentido, las conversaciones pasadas y los lugares evocados exigen la relevancia del primer plano. Este ambicioso y estremecedor poema es entonces otra forma del viaje, de la exploración que descubre, un día cualquiera, después del camino recorrido, que todo está en su sitio y que ese sitio es aquí. El poema es también un jardín poblado de dioses pétreos donde la realidad aseme¡ja un espejismo.Con Bomarzo, Elsa Cross corrobora la profundidad y la claridad de su voz impar, una de las más destacadas del panorama poético actual.