Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Un tema que se ha vuelto recurrente en la filosofía es el concerniente al hecho de que vivimos la época de la ruptura del paradigma de la modernidad; situación que tiene repercusión en la filosofía política y en particular en lo que hace a las relaciones entre los Estados y la guerra.En el presente título, Teresa Santiago toma como eje las teorías políticas de Hobbes, Rousseau y Kant, cuyas aportaciones, en opinión de la autora, "dieron a la construcción de la idea moderna de la guerra... un carácter eminentemente político y, por ende, contingente, histórico y modificable". A lo largo del libro, la autora muestra no sólo lo que cada uno aportó a la idea moderna de la guerra y las relaciones internacionales, sino también las ligas transversales que los unifican, en la medida en que compartían el mismo horizonte de preocupaciones y retos intelectuales.