Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En los cuatro ensayos agrupados en Nuestra lengua y otros cuatro papeles, Alfonso Reyes (1889-1959) aborda, con espíritu diverso y la prosa impecable de siempre, la historia del idioma español en relación con la cultura y la civilización hispanoamericanas, y en particular la de México. La Historia, según la cosmovisión de Reyes, es como el flujo de un río inteligente y vivo, consciente en todo momento de sus evoluciones y recorridos; un caudal que al entrar en contacto con las fuentes culturales de Occidente se alza y sublima en las formas y usos particulares de cada región.En Nuestra lengua y otros cuatro papeles, vuelve a quedar claro -o "transparente", para decirlo con su célebre dicción- que Reyes sigue siendo el mayor explorador del español y el dueño de una máquina de hallazgos que han pasado de la lengua literaria a la común.Lector, "has llegado a la región más transparente" del idioma.