El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
En la quietud, en el silencio, en la atención total se gesta el poema. La persona a la que alude el título de este libro, Alguien de lava, es ese testigo detenido (y que, colo la lava, está por petrificarse) que mira las cosas que suceden. Y las cosas no es una mera generalización, sino al contrario: es las cosas mismas, los objetos, las menudencias con que la vida se adereza.