Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Al triunfo de las fuerzas constitucionalista sobre el régimen ilegal de Víctoriano Huerta, Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucional, encargado del Poder Ejecutivo de la República, convocó a elecciones para el congreso que se reunirá el primero de diciembre de 1926 en la ciudad de Querétaro. Los debates de este Congreso se halla entre las páginas más notables de nuestra historia parlamentaria, por la elocuencia y capacidad argumentativa de los constituyentes.