Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La gran novela por entregas del siglo xix mexicano está aquí: la historia de amor de Mariana y Juan desde su juventud, el nacimiento de su hijo, su larga y sufrida separación, hasta el reencuentro final con su hijo, hecho ya un hombre, quien sufrió toda clase de desgracias se entrelaza con la vida, venturas y desventuras de unos maleantes, dirigidos por un ostentoso político de la capital del país, que tienen como primer escenario la región de Río Frío, en el camino hacia Puebla y Veracruz, y después la propia Ciudad de México. Escrita y publicada inicialmente por entregas semanales un maduro Manuel Payno la comienza a orillas del mar Cantábrico y la culmina en la costa de Normandía, Los bandidos de Río Frío es por excelencia el gran cuadro de costumbres del siglo xix en nuestro país, y una mezcla, por lo demás lograda, entre las situaciones reales que inspiraron la historia y la recreación literaria del autor. En su magnitud, fortalecida acaso por la redacción periódica de sus partes, Manuel Payno consigue mantener al lector de hoy, como lo habrá hecho con el del siglo xix con interés e inquietud constantes ante cada página que está por leer.