Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La importancia y el atractivo de este libro son indudables. Se trata del tercer tomo de la que es muy probablemente la biografía literaria más ambiciosa y cumplida que se haya escrito en México, que por añadidura versa sobre quien concebiblemente ha sido el escritor mexicano más universal. Octavio Paz es un mito y fue un admirable mitólogo y mitógrafo. Sheridan lo admira cumplidamente, pero su mirada no se vela con el asombro o la insolación o el rencor que afectan a otros. Nos hace el gran favor de mirar fríamente la particular mitología de Paz, el complejo sistema crítico que abarca la religión y el arte, la antropología y el erotismo, la sociedad y la historia.
En los dos primeros tomos, Guillermo Sheridan conversó sobre detalles históricos, políticos, geográficos y sobre la órbita de ideas sucesivas de Paz. En este tercer volumen, sus palabras tratan (casi exclusivamente) de la lidia del Poeta con el Amor, y por tanto de OP y Elena Garro, y de OP y Bona Tibertelli de Pisis. Desde luego, en los tomos anteriores Sheridan ya nos había hablado de la famosamente infeliz relación con Garro, y con la hija de ambos Helena, pero aquí se ocupa de las interminables cartas de amor desesperado del joven filocomunista de veintidós años a la adolescente Elena y de las candentes misivas a Bona en los años cincuenta.
Sheridan es un prosista de palabras y ritmo impecables, un acucioso y erudito investigador académico, un conocedor íntimo de la vida y la obra de Paz, que al mismo tiempo posee un conocimiento sensible y magistral de la Poesía.
Como éste es un libro sobre el Amor y la Poesía, Sheridan también aplica su fino microscopio a Piedra de Sol, obra maestra o torre mayor que tiene que ver con Bona, sí, pero también con Jung y Nerval y Rilke y Breton y Lawrence, y con México.