El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
En torno a los hombres se levanta el siglo y se honra el conocimiento, entre los hombres de nuestro tiempo, aquellos con los que nos rozamos un poco en la cronología de las muertes y los nacimientos, los hubo que siguieron siendo así, literatos y administradores públicos, constructores de instituciones y conocedores de la literatura francesa, alfabetizadores y diplomáticos, hombres como Jaime Torres Bodet.