Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Los referentes más importantes del teatro de títeres en México son las marionetas de los Rosete Aranda y los guiñoles de Bellas Artes. El libro, escrito en español e inglés, le cuenta al lector la ejemplar historia del Teatro Guiñol de Bellas Artes, que alcanzó su época de oro en el momento mismo de su arranque en 1933. Su inicio está ligado a la educación, por lo que una de sus principales funciones era la de acercar a los alumnos al camino de la apreciación estética.Observará el lector, en las más de cincuenta fotografías, que en esta selección el papel protagónico lo representan los propios títeres por razones obvias: diseño, colorido, cantidad, variedad y factura hacen patente la creatividad, pasión y empeño que hay detrás de ellos. En el Teatro Guiñol de Bellas Artes trabajaron muchas personas. Este libro se centra en su época inicial, que fue la que se benefició del mayor número de artistas de alto nivel. Nunca el teatro para niños en México había contado con un concurso tal de talentos nacionales e internacionales, entre los que se encuentran Angelina Beloff, Jean Charlot y Jaime Colson. Aunque muchos más artistas colaboraron con su ingenio, otros como Graciela Amador, Loló Alva de la Canal, Lola Cueto, Roberto Lago y Jesús Díaz lo mantuvieron con vida por muchos años.
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