Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Lamida por mansas olas nocturnas en una playa del Pacífico, la cabeza cortada de Josué Nadal cuenta, recuerda, divaga. Sabe que es la número mil en lo que va de año y que gobierna la delincuencia (traficante o corporativa) con tal cinismo que incluso se celebra el mal como si fuera el bien de la voluntad y la fortuna. En México no hay tragedia: todo se vuelve telenovela.Josué aspiró a entender el mundo en tanto Jericó, su amigo entrañable, llegó a admirar a Caín. Ambas voluntades chocan tras recabar agravantes en la premeditación y alevosía de Asunta Jordán, mujer indómita. En cambio, Lucha Zapata representa el peligro de la generosidad y el amor. El vasto reparto de esta obra incluye Filopáter, el cura rebelde; el magnate Max Monroy; el abogado Antonio Sanginés, intermediario entre estado y empresa; Miguel Aparecido, encarcelado por propia voluntad, y por encima (o por debajo) la matriarca, la Antigua Concepción.