Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En 1956 el doctor Paul Kuroda propuso la existencia de reactores de fisión nuclear naturales en épocas geológicas pasadas. Sin embargo, como a menudo sucede, sus colegas no le creyeron. En 1972, H. Bouzigues y sus colaboradores realizaron, en la planta de materiales fisionables de Pierrelatte, un análisis que midió una pequeña pérdida de uranio-235 en los minerales de este elemento. Encontraron que esa pérdida se debía a un fenómeno extraordinario ocurrido en Gabón, África, cuando ese territorio era parte de la Pangea: el uranio-235 faltante se había consumido en una serie de reactores nucleares naturales hace dos mil millones de años. En este libro se relatan los estudios y hechos que han llevado a la comprensión de este fenómeno.
Libros relacionados
Odisea 1874 o el primer viaje internacional de científicos mexicano