Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Carlo Rovelli explora en esta extraordinaria obra, galardonada con el Premio Galileo 2015 a la Divulgación Científica, algunos de los mayores misterios que la física cuántica nos está ayudando a desvelar ¿de qué se compone, en definitiva, la realidad?, ¿cuál es la estructura profunda de las cosas?, ¿cómo se conjuga la gramática de la naturaleza? En los últimos años, y a medida que nuestros instrumentos de observación se perfeccionan, descubrimos en la realidad nuevas partículas y estructuras cuyo comportamiento desafía las leyes de la lógica y nos abre a mundos insospechados hace tan sólo unas décadas. Rovelli aclara con minuciosa precisión los entresijos de la teoría de la relatividad general, explica las paradojas derivadas del espacio tiempo o los últimos descubrimientos en torno a los agujeros negros, a la vez que nos contagia su entusiasmo por la belleza del cosmos. La realidad no es lo que parece se convierte, de este modo, en un apasionante viaje a la última frontera del conocimiento físico