Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Los cuatro escultores aquí estudiados, herederos de una treadición con cosmovisiones filisóficas como el budismo zen, el wabi sabi (simplicidad y descubrimiento de la belleza escencial, búsqueda ideal que trasciende la realidades visibles) o el shibui (rudo, aspero, la estetica de las cosas familiares: una pieddra, una rama seca, una flor), viajaron en algún momento a México, donde ha vivido en diferentes épocas