Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En su primer libro en solitario, la politóloga Gloria Álvarez desmonta con humor y sencillez los mitos, argumentos e ideas preconcebidas de los nuevos izquierdistas, entendidos estos como un colectivo de extrema izquierda que, desde una posición de superioridad moral, dicen defender los intereses de la clase trabajadora.
Estas páginas recogen los comportamientos, mensajes y discursos de dicho colectivo partiendo de ejemplos reales de la actualidad política y económica. Los desmonta meticulosamente y expone con sentido común las trampas de la manipulación ideológica y los discursos basados tan solo en buenas intenciones, sentimentalismos y falta de autocrítica.
Gloria Álvarez analiza también sus creencias, su vocabulario, su apoyo a todo tipo de movimientos sociales ecologismo, feminismo, pacifismo, su crítica al sistema capitalista y su atribución de culpas al enemigo, identificado este como la ideología liberal o, parafraseando en su propia terminología, todo lo que huela, sea o parezca neoliberal es desechable, incluso cuando dichas ideas ayuden a reducir la pobreza e incrementen el bienestar de toda la sociedad.