Si bien pensamos en Voltaire como el arquetipo de la Ilustración, pocos saben que en su época también fue la figura más famosa y controvertida de Europa. A lo largo de su vida, sus obras y opiniones le granjearon un sinnúmero de críticos, adversarios y censores por desafiar, sobre todo, a los dos poderes fácticos de su tiempo: la Iglesia católica y la monarquía.