Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Un abogado, un falso «párroco», un detective, un profesor de instituto que trabaja en el British Council, un epiléptico experto en grafología, un irlandés enamoradizo que evita a toda costa el contacto con el sexo opuesto Solteros londinenses. Personajes mordazmente británicos que pasan las tardes charlando en los bares o comprando en Fortnum & Mason, atenazados por horrores de todo tipo, como la escandalosa subida del precio de los guisantes. No obstante, su apacible existencia urbanita se verá amenazada con la irrupción de un misterioso personaje: el médium Patrick Seton, que conseguirá que todos ellos transformen sus vidas hasta verse inmersos en una sucesión de estafas, robos, chantajes y desaforadas sesiones de espiritismo, que acabarán desembocando en un juicio grotesco.
«Los solteros» es una novela tan ingeniosa como malvada, que nos trae a «la novelista británica con más talento y capacidad de innovación» (The New York Times) en su momento de más perverso esplendor.