Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El lector tendrá en sus manos un compendio de ensayos y artículos de crítica literaria. En la escritura, como en sus acciones de promoción cultural, Marco Antonio Campos elabora obras forjadas con pulso milimétrico y escrupulosa argumentación. Le va la vida en ello. Como a muchos otros de sus maestros y colegas que lo anteceden, como Rubén Bonifaz Nuño, Alí Chumacero, Octavio Paz o José Emilio Pacheco, Campos desea ser recordado como poeta, pero su ánimo creativo se expande sin remedio hacia otros discursos y busca dar en el blanco de la narrativa, el periodismo, la traducción, la crónica y, por supuesto, de manera especial, en el ensayo. En su pluma, en ocasiones, la biografía y la crónica se amalgaman con la crítica. Es el caso del conjunto de textos que constituye Indicaciones. Por algunas de estas piezas el poeta Campos será también evocado y requerido.