Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Kipling viaja a Egipto y visita el Sudán entre invierno y primavera de 1913 movido por el deseo de descubrir el sol, y los juegos de luces y sombras darán las páginas más llamativas de un texto que varias veces proporciona ejemplos modélicos de impresionismo literario y casi se diría que pictórico. Sus descripciones del desierto o de los colosos de Abu Simbel hacen que el texto literario adquiera las propiedades de las más límpidas imágenes visuales, o en las necrópolis egipcias hace sentir la humedad, la opresividad y los ecos y resonancias en las cámaras y pasadizos subterráneos de las tumbas labradas en la roca y a la vez transmite el encanto de las escenas de la vida cotidiana representadas en sus paredes.
Pero Kipling viaja también para conocer los peligros que amenazan el dominio de Gran Bretaña en sus colonias norteafricanas. Más allá de la brillantez paisajística, su texto remite a la formación, en el norte de África, de movimientos anticolonialistas que, ceñidos entonces a la lucha por la soberanía nacional, se situaban ya en la línea que lleva a la lucha por la soberanía popular en las revoluciones democráticas desencadenadas en 2011.