Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Había una vez una hermosa princesa que vivía en un palacio rodeado de un jardín repleto de rosas y orquídeas. Pero eso es otra historia. Esta trata de pedos. Pero no de esos pedetes que sueltas sin que nadie se dé cuenta. No, aquí estamos hablando de pedos como cañonazos, de pedos que revientan los pantalones y lanzan a los niños por los aires. Y esta historia también trata un poco de unos malvados gemelos, de una rata de agua de Mongolia, de unos flanes larguísimos y de una serpiente constrictora aún más larga. Pero sobre todo trata de lo que pasa cuando Tapón, un niño diminuto, pelirrojo de un rojo chillón, se muda a la calle de los Cañones y conoce a Lise y a un profesor chiflado o casi, una mañana soleada, el día antes de la fiesta nacional de Noruega.