Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Entre todos los artistas españoles de la segunda mitad del siglo XIX, Darío de Regoyos es, quizá, el más cosmopolita, el que mejor conoce l oque se hace en Europa, el que mantiene más estrecha amistad con artistas como James Ensor, Paul Signac, Georges Seurat, James Whistler y Félicien Rops y el que participa más activamente en grupos innovadores con proyección europea. Sin embargo, su obra no se integra en ninguno de los estilos predominantes de lo que luego será la vanguardia. Calificado de impresionista, es difícil aceptarle como tal, y aunque practica el divisionismo, su posición es por completo heterodoxa. No cabe duda de que muchas de sus pinturas poseen un marcado sesgo simbolista, pero su simbolismo no excluye el verismo. Aún más, su cosmopolitismo no evita que los críticos afirmen que es un pintor torpe, inhábil, pero su aparente torpeza perfila un estilo propio.