Pocos escritores de lengua española tuvieron una disciplina epistolar tan intensa y extensa como Octavio Paz: miles de cartas a otros escritores, a sus amigos, a sus editores y, desde luego, a las mujeres que amo´. Además de su lealtad al buzón, Paz hizo de la lectura de epistolarios parte de su sistema de curiosidad crítica. Para él, las cartas eran una forma superior del diálogo, una adecuada sede para la discordia