Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En el ensayo El evangelio de Tomás. Controversias sobre la infancia de Jesús los comentarios y notas de Ernesto de la Peña se leen con avidez, curiosidad y hasta con perplejidad, acerca de una doctrina secreta, inaccesible para los no iniciados. Generoso, comparte las más recientes investigaciones acerca de Tomás, el hermano gemelo de Jesús, el evangelista disidente que está en un constante ir y venir entre sus dudas acerca de la resurrección de su maestro y el deseo de inmolarse vayamos a morir con él