Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Entre los diferentes modos de existencia que Étienne Souriau catalogó a finales de los años 30 y comienzos de los 40, uno de ellos llamó poderosamente su atención las existencias virtuales. Toda su investigación, en el cruce entre la filosofía y el arte, se vio conmovida por este hallazgo. Estas existencias, en el límite de la no existencia, y rebautizadas por David Lapoujade como menores, no lo son por su insignificancia, aun cuando desde siempre y para siempre corren el riesgo de no ser tomadas en cuenta. Por el contrario, lo menor es un potencial, una positividad, un virtual lleno de posibles siempre que se les reconozca su derecho de existir. Es entonces un asunto de jurisprudencia el que decidirá sobre ellas, ya que se trata toda vez de un hecho invisible, invisibilizado, o al menos no reconocido por la ley de lo visible. Este derecho de existir necesitará de testigos y de abogados defensores, ya que su litigio es el más difícil. Y reclamará un nuevo modo de ver, de percibir, de poblar y seguramente, de luchar.