Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El tour de forcé narrativo de Zoran Malkoc, publicado después de haber ganado el Premio Ranko Marinkovic de narrativa breve en el año 2009 del periódico Vecernji list, nos lleva a Eslavonia en los años de la guerra y la posguerra de Croacia, en unos espacios que podríamos llamar perdidos (nunca inexistentes) si no fuese porque quedan inscritos en el mapa de la prosa contemporánea croata gracias a los héroes de Malkoc una forma particular de inscribir vencedores y vencidos. Miembros del club de aficionados del Hajduk, bestias humanas, combatientes decepcionados y enanos que, como en un proyecto de estado secreto, eliminan las minas y transforman los rincones olvidados de Eslavonia en un paraíso turístico. Todos estos reyes menores de coronas oxidadas tienen el mérito de hacer que la excursión hacia el frágil castillo aéreo de la prosa de Malkoc se convierta en un viaje del que no queremos (ni podemos) volver. La narrativa de Zoran Malkoc evoca a los espíritus de Babel, Dostoievski, Marinkovic, Bukowski pero el tono de estos cuentos pertenece sólo al autor y a los lectores. Brutal, atroz, pero extrañamente bello, situado al margen de cualquier moda o tendencia, de una sinceridad que hace daño, El cementerio de los reyes menores es una de las mejores colecciones de cuentos publicadas desde los 90 hasta ahora.